Las profesiones del futuro y del presente

Las profesiones del futuro y del presente son aquellas para las que nuestros alumnos no están preparados a nivel académico pero si a nivel vocacional. La creación de videojuegos,  la industria de las tres dimensiones y realidad virtual son los sectores en los que muchos de ellos quisieran trabajar en su futuro profesional.

En España tenemos  más de una veintena títulos entre grados y posgrados que tiene los videojuegos como eje central de en sus programas de forma homologada que coexisten con otros muchos que por no estar homologados no entran dentro de esta lista pero que son más que los que si entran.

Pero estas titulaciones españolas son aún muy jóvenes como para saber cómo está respondiendo el mercado laboral. Las más longevas cerraron su primera promoción en 2014. Y es una formación cara. Escuelas privadas como Digipen (Bilbao), ESNE (Madrid) o U-tad (Madrid), ofrecen sus grados a un precio que alcanza o supera los 10.000 euros al año.

Expertos del sector afirman que la industria española no está capacitada para absorber a tanta gente. El 90% de las compañías tienen suficiente con sobrevivir como para ampliar plantilla.También comentan que hay que tener cuidado con las admisiones en las titulaciones, algunos de ellos tienen mucha más demanda que la oferta que presentan. Dejan en lista de espera cada año a unos 170 alumnos.

Amén de la formación de los profesores, la vocación de los alumnos es un pilar del futuro éxito del videojuego en España. Y el que más se tambalea, según la experiencia de profesionales como Arturo Monedero, cabeza de Delirium Studios (Los ríos de Alice) y profesor universitario de modelado 3D.

«Por lo general, hay mucho estudiante rebotado que no sabe que hacer y como le gustan los videojuegos prueba suerte, pero tan solo un porcentaje bajo realmente vale la pena y se toma esto como una profesión. En 6 años dando clase, cada año ves en ellas los mismos patrones», apunta Monedero.

Esta percepción se ve también desde los pupitres. Juan de la Torre, miembro del equipo creativo detrás del videojuego indie The guest, comprobó este problema durante sus cuatro años en ESNE. «He tenido 30 compañeros en clase. No quiero hablar de nadie, pero en general mucha gente llegaba a primero de carrera y pensaban que por medio atender en clase iban a salir siendo Hideo Kojima. De nuestra promoción somos los únicos en activo».

El estado de la industria del videojuego español no invita efectivamente a pensar que sea una esponja capaz de absorber una sobreacumulación de profesionales. Aunque los datos del informe anual elaborado por el sindicato de empresas del sector DEV apuntan a un crecimiento de un 33% en el último año, el 50% de los 413 millones fue a parar al 5% del total de empresas (más de 400). El perfil medio de estas compañías, además, es precario: casi el 90% están por debajo de los 2 millones de euros de facturación y casi la mitad tienen menos de cinco empleados.

Las subvenciones públicas tampoco palían este desequilibrio. Más bien al contrario, porque las primeras subvenciones específicas al sector, concedidas en 2014, exigían proyectos presupuestados por encima de los 100.000 euros y con empresas constituidas. El presupuesto medio de una compañía indie en Kickstarter se situó en 2014 en torno a los 32.000. Consecuencia, el 40% de las ayudas —21 millones de euros, 18,9 en préstamos blandos, y 2,1 en subvenciones— fueron a parar a una única empresa: la catalana Mercury Steam, que produce superproducciones como Castlevania presupuestadas en millones de euros y que tiene una plantilla perteneciente a ese minúsculo porcentaje de empresas (4%) de más de 50 trabajadores.

Os listamos algunas escuelas que permiten formarse en estas materias:

  • DigiPen Institute of Technology. El campus está situado en Zierbena, a 20 kilómetros de Bilbao. La matrícula cuesta 13.500 euros al año.
  • ESNE. Está situada en el madrileño distrito de Chamartín y el coste del grado completo es de 40.000 euros.
  • U-Tad. Cada curso de esta reputada escuela de Madrid cuesta 10.000 euros.
  • Jaume I. La universidad pública de Castellón cuesta 1.500 euros por cada uno de los cuatro año de curso.

Los académicos coinciden en que el efecto laboral aún no se puede medir. En cualquier caso, muchos alumnos no acabarán haciendo videojuegos, pero sí aplicaciones interactivas o diseño web innovador. Esta formación da mucho valor para innovar en el campo de la informática. La Unión Europea ha estimado que en el sector tecnológico, de 2013 a 2019, habrá 900.000 puestos de trabajo.

Por ello, desde COESU educación apostamos por la formación en este tipo de materias desde pequeños, para que prueben si es una actividad en la que les gustaría trabajar, para que amplíen sus conocimientos indispensables y adquiridos en su formación reglada con estos otros que les permitan complementar su formación, de una forma que las empresas valoren sus perfiles en su futuro profesional.

¡Pregúntanos como podemos complementar su formación en materias que les interesan y les sirven!

Cogito ergo sum…

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