Hablemos de educación financiera de nuevo

En nuestro país, nos avala un pasado plagado de estafas piramidales y productos tóxicos. Esto nos obliga a que nuestros alumnos entiendan el valor del dinero y el mundo que lo rodea. El estallido de la crisis hizo abrir los ojos a las autoridades, que introdujeron algo de formación en ámbito económico: la CNMV y el Banco de España lanzaron un plan de educación financiera,  donde se introdujeron algunos conceptos básicos sobre finanzas en primaria y la LOMCE incluyó la asignatura de iniciación a la actividad emprendedora y empresarial en 4º de la ESO, pero solo para los alumnos de Formación Profesional. Todavía falta mucho por hacer, por eso en COESU educación pensamos que es un buen momento para decir: Hablemos de educación financiera de nuevo.

Y decimos de nuevo porque en estas entradas donde expresamos nuestros pensamientos sobre educación no es la primera vez que alzamos la voz sobre este tema. Es necesario que los niños aprendan el significado del dinero en edades tempranas.

El dinero no es ni malo ni bueno

El tabú sobre el dinero existe y no es cosa de hoy. A algunos niños sus padres han llegado a decirles que el dinero es malo. Además, otros padres no quieren darles a sus hijos una paga semanal porque esto significaría “corromperlos” desde pequeños. Por eso, hay que aclarar que el dinero no es ni bueno ni malo, que es simplemente un medio.

Hay una cierta mitificación de que las finanzas son difíciles y no es así ya que hay que introducir estos conceptos poco a poco, pero que es fundamental educar desde el ejemplo familiar, involucrando a los hijos y hablándoles de dinero y consumo.

Cómo crear un hábito: explicar no significa aprender. Si se da dinero a petición no se crea ningún hábito y se pierde la capacidad de aprendizaje.

Una de las primeras reglas para que los padres “inicien” a sus hijos en conceptos de finanzas personales —y de cualquier otro tipo— es tener bien claro que explicar no significa aprender. Son dos cosas distintas: los padres debemos de perder el estrés para que los niños aprendan a la primera y recordar que la educación es para toda la vida.

Es fundamental crear hábitos de conducta que los más pequeños incorporen a su aprendizaje. Si se puede hacer con juegos y de manera visual, mejor. Uno de los primeros pasos es diferenciar entre coste y valor e intentar cuantificar las cosas. Podemos por ejemplo explicar a nuestro hijo que dejarse la luz encendida vale dinero y hacer un juego de “sanciones”: poner un céntimo a medias en una hucha todas las veces que se deja la luz encendida; no es una sanción como castigo, sino un pago simbólico. De la misma manera, es bueno involucrarlos en la economía doméstica, dejándoles sacar del cajero automático o pagar la compra. Así se sienten mayores y más responsables.

Ahorrar no es un sacrificio

Hay que explicar a los niños para qué es su paga y qué cubre. Es imprescindible explicar a los niños para qué es su paga y qué cubre. Para ello, se pueden emplear dos huchas, una para gastar y la otra para ahorrar. Hay que ayudarles a establecer un objetivo a largo plazo —algo que les guste y motive— para que el ahorro se convierta en hábito y no se identifique con un sacrificio, sino con el posponer más adelante una gratificación. Va más allá del ahorro, sirve para enseñar a planificar y a lograr un objetivo.

Asimismo, habrá que revisar las necesidades de los hijos a medida que van creciendo e introducir nuevos conceptos. También hablar del propio trabajo, saber qué hacemos y para qué sirve. Esto también es educación financiera.

Nosotros proponemos actividades extraescolares que contemplan este tipo de formaciones, si quieres déjanos proponerte una de ellas y verás lo que podemos hacer por tu Colegio o Centro educativo.

COgito Ergo SUm…

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